PINOS DE HONDURAS
En los mas agresivos litorales…
alli donde las cumbres horadan firmamentos…
alli donde las rocas se orilla de cenit…
donde las aves bordean astros,
y el césped y el rocio
y todo un film de flores y dolores
deambulan por los senos de la nube,
allo enarbolan su virtud de los pinos.
Pinos de Honduras…
bayonetas sonoras…
pagodas de zafiros…
capitanes de cordilleras,
con uniformes de tempestades
y con relámpagos por charreteras.
si un niño es un arbusto vagabundo…
si una madres es ceiba de sangre
vuelta lluvia de luna sobre el mundo…
si en cada hombre hay un poco de árbol,
por las venas de cada hondureño
discurre un mar de pinos sin segundo.
Es sudor campesino la savia de los pinos…
arden sentencias mayas en su escamoso tronco…
es un incienso laico su resina,
y son remedos de flechas remotas
los verdes alfileres de sus hojas.
Pinos de Honduras…
teponaxtles de luz…
cuando la noche adensa sus crayones
y mete su cuchilla en las cabañas…
cuando hasta la montana se recoge
bajo un cielo de trubios pabellones,
en terrenal tapete de terrores
y entre vientos de cobre,
abre su antigua lámpara el ocote.
En el vértice cívico…
en el pináculo septembrino,
pleno el aire de himnos y la tierra de niños,
el alma esta presente como el pino.
alli donde las cumbres horadan firmamentos…
alli donde las rocas se orilla de cenit…
donde las aves bordean astros,
y el césped y el rocio
y todo un film de flores y dolores
deambulan por los senos de la nube,
allo enarbolan su virtud de los pinos.
Pinos de Honduras…
bayonetas sonoras…
pagodas de zafiros…
capitanes de cordilleras,
con uniformes de tempestades
y con relámpagos por charreteras.
si un niño es un arbusto vagabundo…
si una madres es ceiba de sangre
vuelta lluvia de luna sobre el mundo…
si en cada hombre hay un poco de árbol,
por las venas de cada hondureño
discurre un mar de pinos sin segundo.
Es sudor campesino la savia de los pinos…
arden sentencias mayas en su escamoso tronco…
es un incienso laico su resina,
y son remedos de flechas remotas
los verdes alfileres de sus hojas.
Pinos de Honduras…
teponaxtles de luz…
cuando la noche adensa sus crayones
y mete su cuchilla en las cabañas…
cuando hasta la montana se recoge
bajo un cielo de trubios pabellones,
en terrenal tapete de terrores
y entre vientos de cobre,
abre su antigua lámpara el ocote.
En el vértice cívico…
en el pináculo septembrino,
pleno el aire de himnos y la tierra de niños,
el alma esta presente como el pino.
Y asi también, cuando la mano
sordida…sanguinaria…sombria,
viola el jazmin y decapita al trino,
entonces con el agua hasta el designio
y los poros abiertos en historia,
junto a la piel del pino escucha el indio.
El descifra botánicos infolios…
el sabe el pensamiento de los arboles
como conoce el pino la raíz de los hombres.
Pinos de Honduras…
que en veranos de opalo
y frente a gobelinos de arco iris,
extienden por los cerros sus cameras de hojas…
erigen en la brisa castillos de fragancias
y alargan sus romores…
¡Perfumes musicados…sinfonías de olores!
Si en la tarde plagada de revolveres,
frente al panorama gris de buitres
y ante la sombra de la bota empirica…
si cuando nos cubren capuces de exilio,
o se nos va el laurel,
o nos tajan letales destinos,
¡pudieramos llevarnos nuestros pinos!
Si en nuestros afanes tutelares
fueramos como el rayo
que se resuelve en lumbre
para condecorarse de pinares!
Pinos de Honduras…
con mucho de escudo y de bandera…
marsellesas cilíndricas…
verticales caminos…
pirámides de indigo…
¡Brazos verdes de indios oprimidos
que entre pinares nacen… y mueren viendo pinos!
sordida…sanguinaria…sombria,
viola el jazmin y decapita al trino,
entonces con el agua hasta el designio
y los poros abiertos en historia,
junto a la piel del pino escucha el indio.
El descifra botánicos infolios…
el sabe el pensamiento de los arboles
como conoce el pino la raíz de los hombres.
Pinos de Honduras…
que en veranos de opalo
y frente a gobelinos de arco iris,
extienden por los cerros sus cameras de hojas…
erigen en la brisa castillos de fragancias
y alargan sus romores…
¡Perfumes musicados…sinfonías de olores!
Si en la tarde plagada de revolveres,
frente al panorama gris de buitres
y ante la sombra de la bota empirica…
si cuando nos cubren capuces de exilio,
o se nos va el laurel,
o nos tajan letales destinos,
¡pudieramos llevarnos nuestros pinos!
Si en nuestros afanes tutelares
fueramos como el rayo
que se resuelve en lumbre
para condecorarse de pinares!
Pinos de Honduras…
con mucho de escudo y de bandera…
marsellesas cilíndricas…
verticales caminos…
pirámides de indigo…
¡Brazos verdes de indios oprimidos
que entre pinares nacen… y mueren viendo pinos!
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CENTRO AMERICA
No hay muerte posible para el hombre…
en tonante agonia cae el pino mas joven…
desde las duras cumbres se derrumban acémilas…
doblanse caprichosos el huracán y el roble,
y no hay muerte posble para el hombre.
Con lengua de sal y siglos
borra el mar los castillos…
piérdanse cada tarde guerrilleros sin nombre…
antes de la palabra esfumanse los niños…
cambian de rumbo ríos de orbita de bronce…
los panteones se beben las aldeas,
y no hay muerte posible para el hombre.
Centro America es puente de amarguras…
mares de sangre… charcos de dolores…
a Morazan queremos en Honduras…
Y alla en mi pueblo
–tan gris a pesar de ser azul–
a tres metros del cadáver labran el ataúd.
La muerte esta en el grano de maíz
y en el frijol de inédita virtud.
Cada hora revive un proyectil,
agoniza un lucero cada noche,
y no hay muerte posible para el hombre.
Desde los ríos de constante espejo…
desde las cumbres de inviolada cresta…
de cárceles inmensas…
de bananales negros
vendrán uno por uno nuestros héroes.
Antes caera la mano con la antorcha…
perecerán encinas…
se dormirán gargantas dignas…
rodara la sangre hasta la historia…
ruidos siniestros ahogaran las voces,
y no habrá muerte posible para el hombre.
Por el norte Morelos y por el sur Bolivar.
Centro America espera su alegría…
desde la cumbre azul del Merendon
Morazan sus saludos adelanta a los Dos.
Conquista de bondad de mi nación.
¡Ni en guerras…
ni en traiciones…
ni en cárceles de fango
ni en falsas elecciones,
habrá muerte posible para el hombre!
en tonante agonia cae el pino mas joven…
desde las duras cumbres se derrumban acémilas…
doblanse caprichosos el huracán y el roble,
y no hay muerte posble para el hombre.
Con lengua de sal y siglos
borra el mar los castillos…
piérdanse cada tarde guerrilleros sin nombre…
antes de la palabra esfumanse los niños…
cambian de rumbo ríos de orbita de bronce…
los panteones se beben las aldeas,
y no hay muerte posible para el hombre.
Centro America es puente de amarguras…
mares de sangre… charcos de dolores…
a Morazan queremos en Honduras…
Y alla en mi pueblo
–tan gris a pesar de ser azul–
a tres metros del cadáver labran el ataúd.
La muerte esta en el grano de maíz
y en el frijol de inédita virtud.
Cada hora revive un proyectil,
agoniza un lucero cada noche,
y no hay muerte posible para el hombre.
Desde los ríos de constante espejo…
desde las cumbres de inviolada cresta…
de cárceles inmensas…
de bananales negros
vendrán uno por uno nuestros héroes.
Antes caera la mano con la antorcha…
perecerán encinas…
se dormirán gargantas dignas…
rodara la sangre hasta la historia…
ruidos siniestros ahogaran las voces,
y no habrá muerte posible para el hombre.
Por el norte Morelos y por el sur Bolivar.
Centro America espera su alegría…
desde la cumbre azul del Merendon
Morazan sus saludos adelanta a los Dos.
Conquista de bondad de mi nación.
¡Ni en guerras…
ni en traiciones…
ni en cárceles de fango
ni en falsas elecciones,
habrá muerte posible para el hombre!
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LEMPIRA
“Señor de las neblinas”…
Emperador azul… Capitan estelar…
nuestro ultimo dios y primer hombre…
hermano de Cuautemoc y de Caupolican:
se destaca tu ceiba de fulgores
sobre los Congolones de la inmortalidad.
Porque estas en la tarde del mediodía maya
y en el remoto albor de la Republica…
porque en tus ojos brillan yojoas de bravura
y en tus venas hay meandros de los ríos de
Honduras…
porque en tu brazo acaba la gloria de tu raza
y se te abren los puños en Aguanes de sangre,
cuando tu vida se apaga
comienza a dormir la Patria.
te vemos en la escuela desde niños,
bajo un cielo que finge sombrilla de zafiros,
derrotando conquistadores
con tu estrategia de indios,
tus batallones de pinos
y tus guerrillas de ruiseñores.
Tu que oiste a la muerte fríamente
Y que hubieras podido en un bosque de luz
hasta escoger el árbol de tu enorme ataúd…
Tu que abriste la rosa de tu arenga
parlamentando con las sombras nuevas,
hasta que la traición de un arcabuz
trizo tu pecho en manantial azul,
esculpese en el tiempo tu cruenta mascarilla…
adelantas el peto de algodón y de luna,
y llega hasta nosotros tu escorzo de gigante,
rodando el eco de oro de tu hazaña
por hondos carrillones de oquedades.
Un dia limpiaremos nuestros simbolos…
y presidiendo el regimiento de centellas,
se alzara tu estatura de ademanes de fuego…
y miraras, transido de dolor,
que varios siglos después
Madrid se llama New York
y el rey ordena en ingles.
has de volver en luminosa hora…
hay héroes que no mueren ni se duermen:
se recuestan no mas sobre la historia…
ya dejaras tu cabezal de auroras…
ya pasando revista a las caobas,
notaras que el moderno encomendero
después de talar obreros
esta masacrando bosques…
las flores que observaron tu caída
te zurearan un polen música al oído…
el Himno Nacional se te unira a la estatua
cual sinfónica yedra,
y con olas de seda y de epopeya
arrullara tu nombre la Bandera:
¡Asi estaras, guardado por escudos de soles,
ante la noche horrenda, sobre un Congolon de
(estrellas!
Emperador azul… Capitan estelar…
nuestro ultimo dios y primer hombre…
hermano de Cuautemoc y de Caupolican:
se destaca tu ceiba de fulgores
sobre los Congolones de la inmortalidad.
Porque estas en la tarde del mediodía maya
y en el remoto albor de la Republica…
porque en tus ojos brillan yojoas de bravura
y en tus venas hay meandros de los ríos de
Honduras…
porque en tu brazo acaba la gloria de tu raza
y se te abren los puños en Aguanes de sangre,
cuando tu vida se apaga
comienza a dormir la Patria.
te vemos en la escuela desde niños,
bajo un cielo que finge sombrilla de zafiros,
derrotando conquistadores
con tu estrategia de indios,
tus batallones de pinos
y tus guerrillas de ruiseñores.
Tu que oiste a la muerte fríamente
Y que hubieras podido en un bosque de luz
hasta escoger el árbol de tu enorme ataúd…
Tu que abriste la rosa de tu arenga
parlamentando con las sombras nuevas,
hasta que la traición de un arcabuz
trizo tu pecho en manantial azul,
esculpese en el tiempo tu cruenta mascarilla…
adelantas el peto de algodón y de luna,
y llega hasta nosotros tu escorzo de gigante,
rodando el eco de oro de tu hazaña
por hondos carrillones de oquedades.
Un dia limpiaremos nuestros simbolos…
y presidiendo el regimiento de centellas,
se alzara tu estatura de ademanes de fuego…
y miraras, transido de dolor,
que varios siglos después
Madrid se llama New York
y el rey ordena en ingles.
has de volver en luminosa hora…
hay héroes que no mueren ni se duermen:
se recuestan no mas sobre la historia…
ya dejaras tu cabezal de auroras…
ya pasando revista a las caobas,
notaras que el moderno encomendero
después de talar obreros
esta masacrando bosques…
las flores que observaron tu caída
te zurearan un polen música al oído…
el Himno Nacional se te unira a la estatua
cual sinfónica yedra,
y con olas de seda y de epopeya
arrullara tu nombre la Bandera:
¡Asi estaras, guardado por escudos de soles,
ante la noche horrenda, sobre un Congolon de
(estrellas!
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PAJAROS DE AMERICA
Los pajaros de America son gardenas sonoras…
corazones aéreos..
piedras preciosas de armonía y vuelo.
Son lagrimas de cielo…
jazmines elocuentes
y huracanes de perlas
estas aves de America.
Gloria al fulgor mestizo de sus ojos…
gloria al himno mulato
que les sale del alma
en cascadas de minimos violines…
a sus alas tan hechas
a los vuelos pacificos
de esta atmosfera libre…
Loor a esos plumajes que usaron mis mayores
en carcaj y penacho,
salpicados con sagre de los conquistadores.
Los pajaros de America
son de alcurnia mas digna
que otras aves lejanas testigos de conquistas.
Los vimos de la escuela
cruzando el medio dia de la aldea…
se perdían volando por los cerros…
que se daban la mano con el cielo,
y retornaban a decir sus versos,
mirando desde el árbol nuestros juegos.
Pajaros de las ruinas…
Pajaros de Copan y de Palenque…
los plumajes ya oscuros de cenizas de ancestros
y en los huesos la cal de los abuelos.
Golondrinas hermanas de Bolivar
que escuchaban sus arengas todavía
en los alambres de la telegrafia…
Aguilas de Cuauhtemoc
que fundan capitales,
desgarrando serpientes en aborígenes nopales…
Quetzales morazanicos:
aves de rebelión…
heraldos del derecho
imposiblemente muertos en una gran prisión…
Ruiseñores de O’Higgins…
Gaviotas de Marti,
deshechas como rosas en Dos Rios…
y Oropendolas de San Martin…
y Alondras belicas de Sucre
condecoradas de ceniza y sangre…
y Conodres de Lincoln
que libertan esclavos en un vuelo de siglos,
clavando en la epopeya sus garras de granito.
Las aves de America fueron antes…
los héroes surgieron de su limo,
que es arclla de estrellas…
cuando abrimos la historia
cada folio es como una pajarera:
¡Sus prologos de conodres,
sus índices de águilas
y sus paginas anchas de oropéndolas,
gritan por el planeta
que igual nunca tuvieron los Pajaros de America!
corazones aéreos..
piedras preciosas de armonía y vuelo.
Son lagrimas de cielo…
jazmines elocuentes
y huracanes de perlas
estas aves de America.
Gloria al fulgor mestizo de sus ojos…
gloria al himno mulato
que les sale del alma
en cascadas de minimos violines…
a sus alas tan hechas
a los vuelos pacificos
de esta atmosfera libre…
Loor a esos plumajes que usaron mis mayores
en carcaj y penacho,
salpicados con sagre de los conquistadores.
Los pajaros de America
son de alcurnia mas digna
que otras aves lejanas testigos de conquistas.
Los vimos de la escuela
cruzando el medio dia de la aldea…
se perdían volando por los cerros…
que se daban la mano con el cielo,
y retornaban a decir sus versos,
mirando desde el árbol nuestros juegos.
Pajaros de las ruinas…
Pajaros de Copan y de Palenque…
los plumajes ya oscuros de cenizas de ancestros
y en los huesos la cal de los abuelos.
Golondrinas hermanas de Bolivar
que escuchaban sus arengas todavía
en los alambres de la telegrafia…
Aguilas de Cuauhtemoc
que fundan capitales,
desgarrando serpientes en aborígenes nopales…
Quetzales morazanicos:
aves de rebelión…
heraldos del derecho
imposiblemente muertos en una gran prisión…
Ruiseñores de O’Higgins…
Gaviotas de Marti,
deshechas como rosas en Dos Rios…
y Oropendolas de San Martin…
y Alondras belicas de Sucre
condecoradas de ceniza y sangre…
y Conodres de Lincoln
que libertan esclavos en un vuelo de siglos,
clavando en la epopeya sus garras de granito.
Las aves de America fueron antes…
los héroes surgieron de su limo,
que es arclla de estrellas…
cuando abrimos la historia
cada folio es como una pajarera:
¡Sus prologos de conodres,
sus índices de águilas
y sus paginas anchas de oropéndolas,
gritan por el planeta
que igual nunca tuvieron los Pajaros de America!
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SAUDADES DE MI PUEBLO
Ante la puerta lóbrega…
al borde de la vida…
ya con los pies tintos en sombra,
te dirijo, Arenal, mis pensamientos:
te veo como un Cristo
en el mapa hecho cruz de mi Departamento.
Te miro en la distancia y en el tiempo
recostado indolente
sobre el verdoso cabezal del cerro…
de mas alla te envía sus cantares
la basilica azul de los pinares
en tu plaza, una ceiba
semeja un melodiosos molino de viento,
mientras un arroyo anémico
te parte en dos el dolorido cuerpo.
Hacia el oriente,
alza su noche rectangular la iglesia,
precedida de un pobre campanario
que se me te en el hueco del cerebro
el sonoro bombín de una campana.
Aca, por occidente,
abre la cárcel su gran ojo negro:
mazmorra tenebrosa
tabor de hombres valientes…
pulmon de los infiernos
que echa su vaho sobre el hombre honesto.
Oh, pueblo de mis iras y mis sueños…
republica del niño… amor del viejo…
A mi memoria vienes
cual golondrina prodiga a su nido:
se destaca la cal de tus paredes,
la sangre vieja de tus tejas
y el opaco rubi de tus ladrillos.
al borde de la vida…
ya con los pies tintos en sombra,
te dirijo, Arenal, mis pensamientos:
te veo como un Cristo
en el mapa hecho cruz de mi Departamento.
Te miro en la distancia y en el tiempo
recostado indolente
sobre el verdoso cabezal del cerro…
de mas alla te envía sus cantares
la basilica azul de los pinares
en tu plaza, una ceiba
semeja un melodiosos molino de viento,
mientras un arroyo anémico
te parte en dos el dolorido cuerpo.
Hacia el oriente,
alza su noche rectangular la iglesia,
precedida de un pobre campanario
que se me te en el hueco del cerebro
el sonoro bombín de una campana.
Aca, por occidente,
abre la cárcel su gran ojo negro:
mazmorra tenebrosa
tabor de hombres valientes…
pulmon de los infiernos
que echa su vaho sobre el hombre honesto.
Oh, pueblo de mis iras y mis sueños…
republica del niño… amor del viejo…
A mi memoria vienes
cual golondrina prodiga a su nido:
se destaca la cal de tus paredes,
la sangre vieja de tus tejas
y el opaco rubi de tus ladrillos.
Te cruzan los alambres del telégrafo
condecorados de golondrinas,
y cabe al puente gris las lavanderas
tienen al sol las límpidas banderas...
lejos, al norte, marcha el Rio Aguan
–fluvial coma de plata con su punto en el mar–
y atraviesan los loros por tu cielo
hacia el solio en agraz de los elotes,
a la par que proclama su negrura
la diplomacia de los zopilotes.
Cual policromo bucaro de niños
la escuela se vacia en el recreo
y el maestro se inclina sobre el libro
para olvidar, con el estudio, el sueldo.
Oh, pueblo de mis pristinos anhelos…
huacal azul… tinaja de mis mieles…
toda la luz que he grabado, todo color que he escrito
Me los dieron antaño tus vergeles.
Hoy se del sufrimiento de tus hombres
luchando entre la ergástula y la muerte…
se que amenaza tus costados lividos
La doble espada negra de unos rieles;
mas se también que sobre tus verdugos,
mas alla del dolor, tu sangre crece,
y que cada año se insinúan madres
en el estoico mar de tus mujeres
¡porque algún dia ha de nacerte un héroe!
condecorados de golondrinas,
y cabe al puente gris las lavanderas
tienen al sol las límpidas banderas...
lejos, al norte, marcha el Rio Aguan
–fluvial coma de plata con su punto en el mar–
y atraviesan los loros por tu cielo
hacia el solio en agraz de los elotes,
a la par que proclama su negrura
la diplomacia de los zopilotes.
Cual policromo bucaro de niños
la escuela se vacia en el recreo
y el maestro se inclina sobre el libro
para olvidar, con el estudio, el sueldo.
Oh, pueblo de mis pristinos anhelos…
huacal azul… tinaja de mis mieles…
toda la luz que he grabado, todo color que he escrito
Me los dieron antaño tus vergeles.
Hoy se del sufrimiento de tus hombres
luchando entre la ergástula y la muerte…
se que amenaza tus costados lividos
La doble espada negra de unos rieles;
mas se también que sobre tus verdugos,
mas alla del dolor, tu sangre crece,
y que cada año se insinúan madres
en el estoico mar de tus mujeres
¡porque algún dia ha de nacerte un héroe!
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Honduras, Biblioteca Nacional, Secretaria de Cultura, Turismo e Informacion
Tegucigalpa, 1977, Jacobo Carcamo.
Tegucigalpa, 1977, Jacobo Carcamo.
creo que en honduras falta algo mas que solo aclamar a todas estas buenas obras que ahora son historia sino tambien ser parte de ellas
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