jueves, 9 de diciembre de 2010

Bibliografia

Carcamo, J. (1977) , Preludio Continental. Tegucigalpa: El Pez Volado
Diccionario de Escritores HondureñosArgueta, M. R. (1986). Diccionario de Escritores Hondureños. Tegucigalpa, M.D.C. : Editorial Universitaria, Universidad Nacional Autónoma de Honduras, 1998.
Diccionario de Literatos HondureñosGonzales, J. (2004). Diccionario de Literatos Hondureños. Tegucigalpa, Honduras: Editorial Guaymuras, 2004.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Pino y Sangre 1955

PINOS DE HONDURAS
En los mas agresivos litorales…
alli donde las cumbres horadan firmamentos…
alli donde las rocas se orilla de cenit…
donde las aves bordean astros,
y el césped y el rocio
y todo un film de flores y dolores
deambulan por los senos de la nube,
allo enarbolan su virtud de los pinos.
Pinos de Honduras…
bayonetas sonoras…
pagodas de zafiros…
capitanes de cordilleras,
con uniformes de tempestades
y con relámpagos por charreteras.
si un niño es un arbusto vagabundo…
si una madres es ceiba de sangre
vuelta lluvia de luna sobre el mundo…
si en cada hombre hay un poco de árbol,
por las venas de cada hondureño
discurre un mar de pinos sin segundo.
Es sudor campesino la savia de los pinos…
arden sentencias mayas en su escamoso tronco…
es un incienso laico su resina,
y son remedos de flechas remotas
los verdes alfileres de sus hojas.
Pinos de Honduras…
teponaxtles de luz…
cuando la noche adensa sus crayones
y mete su cuchilla en las cabañas…
cuando hasta la montana se recoge
bajo un cielo de trubios pabellones,
en terrenal tapete de terrores
y entre vientos de cobre,
abre su antigua lámpara el ocote.
En el vértice cívico…
en el pináculo septembrino,
pleno el aire de himnos y la tierra de niños,
el alma esta presente como el pino.
Y asi también, cuando la mano
sordida…sanguinaria…sombria,
viola el jazmin y decapita al trino,
entonces con el agua hasta el designio
y los poros abiertos en historia,
junto a la piel del pino escucha el indio.
El descifra botánicos infolios…
el sabe el pensamiento de los arboles
como conoce el pino la raíz de los hombres.
Pinos de Honduras…
que en veranos de opalo
y frente a gobelinos de arco iris,
extienden por los cerros sus cameras de hojas…
erigen en la brisa castillos de fragancias
y alargan sus romores…
¡Perfumes musicados…sinfonías de olores!
Si en la tarde plagada de revolveres,
frente al panorama gris de buitres
y ante la sombra de la bota empirica…
si cuando nos cubren capuces de exilio,
o se nos va el laurel,
o nos tajan letales destinos,
¡pudieramos llevarnos nuestros pinos!
Si en nuestros afanes tutelares
fueramos como el rayo
que se resuelve en lumbre
para condecorarse de pinares!
Pinos de Honduras…
con mucho de escudo y de bandera…
marsellesas cilíndricas…
verticales caminos…
pirámides de indigo…
¡Brazos verdes de indios oprimidos
que entre pinares nacen… y mueren viendo pinos!


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CENTRO AMERICA
No hay muerte posible para el hombre…
en tonante agonia cae el pino mas joven…
desde las duras cumbres se derrumban acémilas…
doblanse caprichosos el huracán y el roble,
y no hay muerte posble para el hombre.
Con lengua de sal y siglos
borra el mar los castillos…
piérdanse cada tarde guerrilleros sin nombre…
antes de la palabra esfumanse los niños…
cambian de rumbo ríos de orbita de bronce…
los panteones se beben las aldeas,
y no hay muerte posible para el hombre.
Centro America es puente de amarguras…
mares de sangre… charcos de dolores…
a Morazan queremos en Honduras…
Y alla en mi pueblo
–tan gris a pesar de ser azul–
a tres metros del cadáver labran el ataúd.
La muerte esta en el grano de maíz
y en el frijol de inédita virtud.
Cada hora revive un proyectil,
agoniza un lucero cada noche,
y no hay muerte posible para el hombre.
Desde los ríos de constante espejo…
desde las cumbres de inviolada cresta…
de cárceles inmensas…
de bananales negros
vendrán uno por uno nuestros héroes.
Antes caera la mano con la antorcha…
perecerán encinas…
se dormirán gargantas dignas…
rodara la sangre hasta la historia…
ruidos siniestros ahogaran las voces,
y no habrá muerte posible para el hombre.
Por el norte Morelos y por el sur Bolivar.
Centro America espera su alegría…
desde la cumbre azul del Merendon
Morazan sus saludos adelanta a los Dos.
Conquista de bondad de mi nación.
¡Ni en guerras…
ni en traiciones…
ni en cárceles de fango
ni en falsas elecciones,
habrá muerte posible para el hombre!


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LEMPIRA
“Señor de las neblinas”…
Emperador azul… Capitan estelar…
nuestro ultimo dios y primer hombre…
hermano de Cuautemoc y de Caupolican:
se destaca tu ceiba de fulgores
sobre los Congolones de la inmortalidad.
Porque estas en la tarde del mediodía maya
y en el remoto albor de la Republica…
porque en tus ojos brillan yojoas de bravura
y en tus venas hay meandros de los ríos de
                                                            Honduras…
porque en tu brazo acaba la gloria de tu raza
y se te abren los puños en Aguanes de sangre,
cuando tu vida se apaga
comienza a dormir la Patria.
te vemos en la escuela desde niños,
bajo un cielo que finge sombrilla de zafiros,
derrotando conquistadores
con tu estrategia de indios,
tus batallones de pinos
y tus guerrillas de ruiseñores.
Tu que oiste a la muerte fríamente
Y que hubieras podido en un bosque de luz
hasta escoger el árbol de tu enorme ataúd…
Tu que abriste la rosa de tu arenga
parlamentando con las sombras nuevas,
hasta que la traición de un arcabuz
trizo tu pecho en manantial azul,
esculpese en el tiempo tu cruenta mascarilla…
adelantas el peto de algodón y de luna,
y llega hasta nosotros tu escorzo de gigante,
rodando el eco de oro de tu hazaña
por hondos carrillones de oquedades.
Un dia limpiaremos nuestros simbolos…
y presidiendo el regimiento de centellas,
se alzara tu estatura de ademanes de fuego…
y miraras, transido de dolor,
que varios siglos después
Madrid se llama New York
y el rey ordena en ingles.
has de volver en luminosa hora…
hay héroes que no mueren ni se duermen:
se recuestan no mas sobre la historia…
ya dejaras tu cabezal de auroras…
ya pasando revista a las caobas,
notaras que el moderno encomendero
después de talar obreros
esta masacrando bosques…
las flores que observaron tu caída
te zurearan un polen música al oído…
el Himno Nacional se te unira a la estatua
cual sinfónica yedra,
y con olas de seda y de epopeya
arrullara tu nombre la Bandera:
¡Asi estaras, guardado por escudos de soles,
ante la noche horrenda, sobre un Congolon de
                                                               (estrellas!

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PAJAROS DE AMERICA
Los pajaros de America son gardenas sonoras…
corazones aéreos..
piedras preciosas de armonía y vuelo.
Son lagrimas de cielo…
jazmines elocuentes
y huracanes de perlas
estas aves de America.
Gloria al fulgor mestizo de sus ojos…
gloria al himno mulato
que les sale del alma
en cascadas de minimos violines…
a sus alas tan hechas
a los vuelos pacificos
de esta atmosfera libre…
Loor a esos plumajes que usaron mis mayores
en carcaj y penacho,
salpicados con sagre de los conquistadores.
Los pajaros de America
son de alcurnia mas digna
que otras aves lejanas testigos de conquistas.
Los vimos de la escuela
cruzando el medio dia de la aldea…
se perdían volando por los cerros…
que se daban la mano con el cielo,
y retornaban a decir sus versos,
mirando desde el árbol nuestros juegos.
Pajaros de las ruinas…
Pajaros de Copan y de Palenque…
los plumajes ya oscuros de cenizas de ancestros
y en los huesos la cal de los abuelos.
Golondrinas hermanas de Bolivar
que escuchaban sus arengas todavía
en los alambres de la telegrafia…
Aguilas de Cuauhtemoc
que fundan capitales,
desgarrando serpientes en aborígenes nopales…
Quetzales morazanicos:
aves de rebelión…
heraldos del derecho
imposiblemente muertos en una gran prisión…
Ruiseñores de O’Higgins…
Gaviotas de Marti,
deshechas como rosas en Dos Rios…
y Oropendolas de San Martin…
y Alondras belicas de Sucre
condecoradas de ceniza y sangre…
y Conodres de Lincoln
que libertan esclavos en un vuelo de siglos,
 clavando en la epopeya sus garras de granito.
Las aves de America fueron antes…
los héroes surgieron de su limo,
que es arclla de estrellas…
cuando abrimos la historia
cada folio es como una pajarera:
¡Sus prologos de conodres,
sus índices de águilas
y sus paginas anchas de oropéndolas,
gritan por el planeta
que igual nunca tuvieron los Pajaros de America!

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SAUDADES DE MI PUEBLO
Ante la puerta lóbrega…
al borde de la vida…
ya con los pies tintos en sombra,
te dirijo, Arenal, mis pensamientos:
te veo como un Cristo
en el mapa hecho cruz de mi Departamento.
Te miro en la distancia y en el tiempo
recostado indolente
sobre el verdoso cabezal del cerro…
de mas alla te envía sus cantares
la basilica azul de los pinares
en tu plaza, una ceiba
semeja un melodiosos molino de viento,
mientras un arroyo anémico
te parte en dos el dolorido cuerpo.
Hacia el oriente,
alza su noche rectangular la iglesia,
precedida de un pobre campanario
que se me te en el hueco del cerebro
el sonoro bombín de una campana.
Aca, por occidente,
abre la cárcel su gran ojo negro:
mazmorra tenebrosa
tabor de hombres valientes…
pulmon de los infiernos
que echa su vaho sobre el hombre honesto.
Oh, pueblo de mis iras y mis sueños…
republica del niño… amor del viejo…
A mi memoria vienes
cual golondrina prodiga a su nido:
se destaca la cal de tus paredes,
la sangre vieja de tus tejas
y el opaco rubi de tus ladrillos.
Te cruzan los alambres del telégrafo
condecorados de golondrinas,
y cabe al puente gris las lavanderas
tienen al sol las límpidas banderas...
lejos, al norte, marcha el Rio Aguan
–fluvial coma de plata con su punto en el mar–
y atraviesan los loros por tu cielo
hacia el solio en agraz de los elotes,
a la par que proclama su negrura
la diplomacia de los zopilotes.
Cual policromo bucaro de niños
la escuela se vacia en el recreo
y el maestro se inclina sobre el libro
para olvidar, con el estudio, el sueldo.
Oh, pueblo de mis pristinos anhelos…
huacal azul… tinaja de mis mieles…
toda la luz que he grabado, todo color que he escrito
Me los dieron antaño tus vergeles.
Hoy se del sufrimiento de tus hombres
luchando entre la ergástula y la muerte…
se que amenaza tus costados lividos
La doble espada negra de unos rieles;
mas se también que sobre tus verdugos,
mas alla del dolor, tu sangre crece,
y que cada año se insinúan madres
en el estoico mar de tus mujeres
¡porque algún dia ha de nacerte un héroe!


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Honduras, Biblioteca Nacional, Secretaria de Cultura, Turismo e Informacion
Tegucigalpa, 1977, Jacobo Carcamo.

Laurel de Anáhuac 1954

AGUA FUERTE DE MEXICO

MEXICO: El único país con una X
que es  J de emoción al pronunciarla…
mapa de la esperanza:
esclavo que te pisa se liberta,
hombre que te pronuncia se entusiasma.
Como dioses de pórfido…
como azulados condores de amor…
como laureles de berilo y sol,
sin pasaporte entran tus héroes
en la nimia republica de mi corazón.
Soy una hoja de tus jacarandas…
un nuevo caracol en tus arenas…
una alga en el moare de tus lagunas.
Y pienso que al final de mis afanes,
ya con el alma llena de espinas de nopales,
ha de brotar sobre mi frente
el canerio feliz de tus volcanes.
TUS AHUEHUETES: Morelos del paisaje…
altas estelas de tezontle verde…
Panchos Villas vegetales
con sus cananas de rumores
y arriscado el sombrero de follajes.
TUS JARDINES: lunados carrouseles
donde da vueltas un cinturón de hombres
y un cíngulo de aromado de mujeres,
bajo el piru monumental,
ante la yerba de esmeraldas,
y al compas de la garrula banda municipal.
TUS ESTATUAS: con regular justicia distribuidas
por tu azul territorio generoso…
firmes desde los bronces y los marmoles…
las frentes levantadas y los ojos en celo…
patinadas de tanto verlas
y casi en vuelo por su sed de cielo.

TUS MUJERES: hermanas de tus flores,
poseen la redonda fragancia de los frutos…
con una voz de mandolinas leves…
bellas bajo las noches de las trenzas,
paseando el cuerpo indemne
entre chinampas de amores
y bajo de arboles solemnes.
TUS RANCHOS: son estancias generosas…
recatados palacios de tu pueblo,
enclavados en las lomas
o a la orilla del lago besado de canoas,
dónde Xóchitl vacia su leche fermentosa…
sonríe la india tras la rosa…
el árbol pasea su sombra
y se ofrenda la suave barbacoa.
TU CORRIDO: musical caballeria…
avalancha de trinos y colores
en que el amor se vacia
como en un molde de magnolias liricas…
y la Revolucion  se hace armonía
para que Mexico la cante y la sonria.
TUS RUINAS: son pretéritos infolios…
cartulinas de luz de las centurias…
petreos huipiles aborígenes
donde el indio nos da su arquitectura
con grecas de emoción y líneas puras:
Chi-Chen Itza, Uxmal, Teotihuacan
estampan su cultura sobre las rocas
en un alarde de eternidad.
MEXICO: el único país con una X
que es J de emoción al pronunciarla…
porque extiendes tus manos
con cayos de desierto y venajes de ríos
a los perseguidos, los parias y los muertos…
por tus paisajes, por tus mujeres, por tus hazañas,
ha de ser de obsidiana tu vernácula estatua…
Tu Escudo, un Calendario con el águila…
tu Bandera, ese símbolo
que hasta el viento vuelve tricolor…
todo bajo este cielo magistral…
¡y en el centro, un volcán que ya no arroja lava porque murió de amar!

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AL AHUEHUETE
Ahuehuete soberbio…
viejo cartujo de una edad de gloria…
enorme ola botánica…
machete de armonía
que en el silencio puro de los bosques
partes en ritmo la melancolía.
A tus plantas llego,
a derramar sus lagrimas
–que eran amarga esencia de congoja–
el audaz Capitan:
¡y arriba se reia
tu sindicato lirico de hojas!
Esa que llama “Noche Triste”
es el dia mas claro de tu vida…
en la mitología del Mexico bravio
Tu eres Cuauhtemoc y eres Moctezuma:
erigen su silencion en el martirio
y en la prisión se mueren de amargura:
¡esfinges de bravura…
¡quetzales colosales!
Cuando el ladron de ayer
avanzo como un viento corrosivo
Tu sin bajar la frente lo miraste
y aguardaste parado como un indio.
Paso bajo tu sombra, que enrojeció de ira…
paso sobre tus hojas que crujieron de cólera…
tus ramas se crisparon como brazos de hierro…
tu savia se hizo fuego
y tus raíces fueron víboras bajo el suelo.
Pero los Niños Heroes–
–gotas humanas de tu patriotismo
y nervios de tus hojas
y ensueño de tus flores
y tendones azules de tu mismas raices–
gritaron tu coraje en la batalla,
se tiraron al aire en sus banderas
y desde tus cimeras,
llenas de resplandores,
rodaron hasta el suelo,
disparando todavía sus rifles superiores.
¡Oh verdoso aguafuerte del pasado…
Los Niños Heroes–
–ahuehuetes pequeños
sabinos minuciosos
que hacen de ramas brazos y se van a la Guerra–
–supieron ser tan grandes
como un ombú argentino
o como un tamarindo de mi tierra.
Pero no solo la epopeya roja…
pero no solo el huracán de polvora
que pasa por la vida cercanando oropéndolas,
han prendido en tu alma vegetal
ese diamanterio de heroísmo
que hace de caja hoja tuya una senal.
Tambien en este dia vocinglero,
floreciente el florero
de un nuevo carnaval,
te haces confeti sobre los caminos…
ries sin risa, así, por tu corteza
y prendes tus cantos emotivos
en los oídos de las novias
como en jazmines vivos.
Y por la noche, mientras el paisaje
duerme en el corazón de la laguna,
atraviesa la paz de tus follajes
el submarino de ambar de la luna.
Hoy eres pebetero de alegría…
torres de risas verdes, alcandara de cielo:
canta la hija viva en el ramaje
y la otra, la humana, la del suelo.
Como si bajo el pétalo de un lirio
se escondieran todas las libélulas…
como si bajo el ala de una estrella
pusieranse a reir todas las reinas…
como si bajo un pórtico de olas
se guarecieran todos los poemas
asi, bajo tu palio de esmeraldas
y entre el coloquio de las serpentinas,
pasan las mujeres mexicanas:
y el viento ya no puede con las risas,
ni los perfumes, ni las melodías.
Ahuehuete altanero,
que entre el carnavalesco fulgurar  de este dia,
escondes tus rencores de guerrero…
y ante la risa de una mujer
y el ademan de un caballero,
sientes que se te endulzan las lagrimas de ayer.
La Lengua de Castilla
–que hasta en el viento penetro sus ritmos
jamás catequizo tus armonias:
tu garganta fue siempre la del indio.
¡Sí! eres en la película del sueño
una chirimía con alma de cuchillo…
una lanza que canta en lengua azteca
y una estela de azules jeroglíficos.
Y estas erguido aun,
ahuehuete guerrero…
obelisco de indios…
catedral de esmeraldas melodiosas…
erguido firmemente…
alta la verde frente el paisaje…
tensas las ramas…
el idioma puro,
y en todo el continente la elegancia
de un charro parado frente al Futuro!

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MORELOS
¡José Maria Morelos!...
Jamas en tres palabras ha cabido mas cielo…
Capitan de este sueño que hoy nos quema los
                                                                          (puños…
Sacerdote guerrero…
Cristo de sangre azteca con su fusil de acero,
Ayer no mas, cadenas nos cercaban…
nos agredían espadines pardos,
y se nos torcia la palabra
frente al mas duro llanto que ha vertido una raza…
y fue como si ahora nos muriéramos…
como si se perdieran tus arengas
en una atmosfera de tirania,
como si nos llevaran la memoria hasta una orilla
                                                                          (fría….
Y, mundo sin Morelos,
se nos dejara un dia
afuera de la tierra,
ya sin vida,
con nada enfrente nuestro y todo un cielo encima.
Pero oímos el golpe de sangre de tus venas…
escuchamos la voz de tus espuelas
y ya vemos tus manos apretando unas riendas:
tu caballo bendice las llanuras
con la redonda libertad del casco…
pasa por cumbres duras,
invade ríos anchos
y es diana su relincho en las honduras.
Con razón están vírgenes las trincheras de
                                                                          (Cuautla…
Con razón no han caído los Galeana…
con razón Matamoros te busca en cada estatua…
determina tu índice el rumbo a nuestras balas,
oye el niño en la escuela tus tacones de plata,
y siente que es el propio corazón de la Patria.
Y con razón te estiman los quetzales de América…
con razón esperamos tu Congreso de Anahuac,
resueltos a la guerra,
cuando nos diga cuando,
tu corazón de Calendario Azteca.
Aquí están tus soldados de leyenda
y tus rifles antiguos…
tu sotana guerrera
lo ha enarbolado el indio
y se ha hecho con ella una bandera:
bandera de tu sangre siempre  sangre…
pabellón de tus venas de caminos,
por donde van las masas bordando sus sarapes de
                                                                             (heroísmo.
Cuando surja la noche…
cuando renazca el asco…
y se espese la duda y nos invada el fango,
tu vendrás a nosotros, bravo Apostol,
al son de tus campanas
que habran de congregarnos en otra misa de armas.
Te escaparas de los infolios de oro,
dejaras la paz de tus estatuas,
y, entre ahuehuetes hoscos y nopales con águilas,
daras tus mas esplendidas batallas.
¡Jose Maria Morelos!...
Jamas en tres palabras ha cabido mas cielo…
Capitan de este sueño que hoy nos quema los
                                                                                (puños…
Sacerdote guerrero…
¡Cristo de sangre Azteca con su fusil de acero!

 
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JUAREZ
Salud, Benito Juarez…
abogado de tu país…
benemérito Tule de rubies…
histórica pirámide sin fin…
Te miramos asi:
el partido partiendo la melena
y sobre la nieve de la pechera
la noche horizontal del corbatín.
Salud, Benito Juarez…
torreon de estoicos azahares…
tu nombre es una rubrica de oro…
tus ojos insinuantes azabaches
y tu nariz el filo de una sierra,
entre lo pomulos de tierra
y sobre el labio de apretada guerra.
Todo dia anuncia por su aurora…
en cada arrebol surge tu sangre…
el sol te extiende alfombra…
Ortega esta luchando…
Guillermo Prieto asoma
y pontifica Ocampo,
mientras Lerdo pasea su independiente sombra.
Salud, Benito Juarez…
tan quemado por dentro y tan sereno…
rojo peñón de rosas liberales…
altivo muro de indios…
pináculo en que Oaxaca se adelanta
hasta dar en tierra con la rubia barba
del Habsburgo sátrapa,
sobre el queretano Cerro de las Campanas.
El barro de Guelatao
se vuelve bronce para tus estatuas…
el pueblo en sus veredas repite tus pisadas…
los marmoles te ofrecen hemiciclos…
los pajaros te brindan su prosodia
y te abanican mitines de hojas
cuando Mexico unido alza las armas,
se enciende en tus arengas dia a dia
y aniquila zuavos y miramones y mejías.
Porque marcaste guardarraya al clero…
porque erigiste a la Verdad un templo
Y porque diste lauros al Derecho,
todavía tu voz vibra en el pueblo
y tu mirada tiene un brillo nuevo
como imposible espada que va puliendo el tiempo.
Salud, Benito Juarez…
soberbio comisario de luceros…
capitán de un telúrico cenit…
vanguardia de las águilas…
libérrimo confin…
Tule de savia zapoteca
Y universal raíz…
Te pensamos asi:
¡el partido paritendo la melena
y sobre la nieve de la pechera
la noche horizontal del corbatín!

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PASAJE PARA MI PUEBLO
Madre mia y de muchos por tu amargura
                                                             (indómita…
Por tu sueño de pan ausente y duro…
agrimensora de dolores vastos…
marinera de lagrimas bajo cielos oscuros.
El hambre de tus hijos…el hambre de tu hijo,
nos valdrían ni un solo centavo de expresión
si detrás de ese llanto que te baña la vida
no se angustiaran ríos inmensos de dolor.
Aquellas otras, madre…aquellas otras madres,
mujeres de mi pueblo deshechas de tristeza,
rodando abandonadas como las piedras mismas
en amargos veranos de pobreza.
Hambrientas…harapientas…encorvadas de
                                                                  (miedo
bajo los pañolones de pesada tiniebla…
doblada la palabra sobre grises sepulcros
y prendidos los sueños en la cruz de una iglesia.
Tu minuto es el atomo de milenios de sombra…
tu lagrima es la cuenta de un rosario inaudito…
por eso este alfabeto que goteo de tu frente
me esta sirviendo ahora para decir tus gritos:
imponderables gritos que harán brillar tu risa,
que harán vivir tus ojos en un mundo de sol:
dichas que ni siquiera te atreviste a soñar
porque te apenumbrabas con vendas de oración.
Miente la luz en lirio de las falsas botijas…
sobre la tierra, madre, sobre la tierra el oro…
en caballo de estrellas y entre perros y niños
yo arribare a mi pueblo a reclamar por todos.
Y pasare por sobre los potreros ajenos…
y si caigo, han de verme caer sobre las milpas,
haciendo el hambre trizas, encendiendo conciencias
Y levantando puños como mazorcas vivas.


CUAUHTEMOC
Como en el fino hilo de una esencia
toda el alma de un sándalo…
como en la rubicunda guedeja de sol
el visual pentagrama del color…
como en el verbo vertical del árbol
la multiple oratoria de los campos,
o como en el fulgor de la obsidiana
florece la aborigen añoranza,
en Ti, Cuauhtemoc, cabe la Patria Mexicana.
En la azulada infancia de las rosas…
antes de la vejez de los volcanes…
cuando la roca de hoy no se formaba
ni este cielo de amora era tan cielo,
ya por las venas te viajaban
tu tricolor bandera con el águila…
en tu corazón de aurículas épicas
iba el Himno engarzando sus corcheras de guerra…
y en la frente saltabale una arteria
que revivía el mito de la serpiente belica.
Frente a la irrupción de la ceniza,
la invasión de la bota
y el naufragio de tus autóctonas falúas,
adornaron los ires tus dardos emplumados…
fue un diluvio sonoro la piedra de tus hondas…
tempestades tramaban tus tambores…
resonaba la tierra tu coturno vernáculo,
mientras paseabas tu penacho
entre horizontes de venablos
y sobre hecatombes de caballos.
Fuiste el agrarista de tus nubes…
el abogado de tus estrellas
que te vieron luchar llorando resplandores…
el plenipotenciario del maíz
y el firme comandante de tus flores.
Si faltas Tu, Cuauhtemoc, hay un vacio amargo…
si todo esta correcto, jubiloso y exacto,
es que no te has marchado.
Tu sangre viaja siglos y distancias
en el cuerpo imperial del Ahuehuete,
y es solo un puño tuyo el Iztaccihuatl
y otro puño feral Popocateptel.
Para que des del oro el domicilio
Y para que no avances al futuro,
quema tus pies el cruel aventurero;
Pero crujen los goznes de la Gloria
al escuchar tus pasos de guerrero.
Y bajo el pie de musculos estoicos,
ante tu inquilino perfil y tu denuedo,
la parilla se  humilla con su aceite…
el silencio te aprieta los labios contundentes…
el corazón se enjunta en su secreto
y un dios lisiado surge del tormento.
Despues marchas, rampante prisionero,
aprisionando crenchas de luceros…
todo rayo dibuja tu figura
en la pizarra gris del firmamento…
llora el nopal esplines de aguacero…
los quetzales perecen en suicidios de besos…
el árbol se ve huérfano
y los lagos colericos
y el cenit recamado de ira y desconsuelo.
Te ahorcan con tu lazo que pende de los astros
y que al rozar tu cuello se hace dogal de luz…
y se dobla la ceiba conmovida
para dejarte vivo sobre la tierra azul…
jamás se vio cadáver con mas velas de estrellas
ni con un cielo asi por ataúd…
¡En la vida, en la muerte, en la virtud,
Mexico, Oh, Cuauhtemoc, eres Tu!.

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LA CIUDAD DE MEXICO
No fue en el mediodía de verticales brasas
clavadas en los hombres y en la tierra…
no fue en la tarde lila, ya huérfana de pajaros,
acribillada de hojas secas
y espesa del dolor en la noche funeral,
con sus balazos timidos de estrellas,
cuando surgió a la vida la Gran Tenochtitlan:
fue una maña de ambar
y aquí esta la Ciudad.
Que se repita el ave que oteo esa maravilla…
que venga el indio que amaso la arcilla…
que se reintegre el clima de esa hora,
el sol de ese momento
y el árbol de ese dia…
que se asomen los aztecas con sus flechas…
que salte el ingeniero de esa época:
domeñador del agua,
conocedor del viento,
roturador del suelo…
que surja la mujer que vio aflorar a Mexico,
como de una acuarela de zafiros
un mural de luceros
o cual de una esmeralda que se quiebra
un jorongo de cielo.
Esta Ciudad es hija del combate.
Primero fue la lucha contra el ambiente sordido…
cual frias dentaduras
crujían las canteras en el valle sonoro…
se exploraban alturas…
sahumadas por el sol, abrial las chinampas
su larga flor de agua…
como gigantes verdes caian las acacias
trazándole camino a la esperanza…
entre el aglutinante tepetate,
el tezontle enseñaba sus oscuros granates…
un inmortal aroma cabalgaba en los aires…
sonaba el Ahuehuete sus metales
y vigilaba aquel creador combate
un blanco matrimonio de volcanes.
Luego fue la batalla con las tribus…
la sangre era una rosa para el ídolo
imperturbable frente al sacrificio…
se vaciaba la guerra en los caminos…
y en el dia propicio,
con el triunfo del indio
y el producto nativo,
Tenochtitlan abria su abanico de lirios.
Esta ciudad es hija del combate.
Como una ola de compacto fuego…
como macabro viento…
como ofensiva bruma,
una mañana de oros agoreros
llegole esta noticia a Moctezuma:
el hombre blanco hollaba sus terrenos.
Un huracán unánime fingieron los guerreros…
se extraían las viejas armas de los abuelos…
el polvo era el incienso de la tierra…
resonaban los cantos y los cuernos…
golpeaban los tambores su tormenta,
cuando hinchose la nube de la guerra
Y cual centella apareció Cuauhtemoc.
Aquel Sitio tremendo fue una clara vicotria…
alli la Gloria estuvo nimbando a la Derrota…
alli el caído tuvo su laurel,
después de cierta noche de gélidos carbones
al pie del Ahuehuete llorara Hernan Cortes.
Tenochtitlan mas tarde cambia sus vestiduras…
y en vez de sus pirámides
y en vez de su Teocali,
va luciendo un ropaje de nueva arquitectura.
¡tan grande el eco y tan pequeño el bronce!.....
se conmueven de jubilo sus hombres…
la Independencia le ilumina el pecho,
mirando consumados su anhelos
al trigarante acuerdo de Vicente Guerrero,
¡Oh Mexico! Tendido firmamento…
azulejo de amor y de cristal,
que exponen luminoso ante el viajero
tu enorme corazón horizontal.
Viva la sociedad de tus estatuas…
vivan tus calles aureas de engañosas cerradas….
loor a tus jardines florecidos de niños,
a tus mujeres de canela y lirio
a tus esquinas casi redondeadas
por la caricia azul del organillo.
Ciudad soldado…
Ciudad héroe…
Ciudad Martir.
Para el Cesar del dólar…
para la amarilla hiena de Wall Street…
para el ladron que un dia pisotea tus rosas
violando tu jardín,
brota el verbo valiente del general Anaya:
“Si yo tuviera parque no estarían aquí”…
y cuando a tu Castillo se acerca la pantera,
le muestras el valor de tu niñez
al despeñarse, al fin, con sus banderas
los niños héroes de Chapultepec.
Para el zuavo de falsos alamares…
para el traidor de adentro y el bandido de afuera…
para Maximiliano y sus cofrades,
alzas en bronce vivo la figura de Juarez.
Mexico: palma de la mano de Anahuac
gobelino de plata…
mayólica infinita…
extendido estandarte de diamantes,
nacido de una flor de teogonías,
sin un rio en tu valle
y sin un mar al lado,
¡pero si con la torre vegetal del nopal,
los sarapes de nacar de tus lagos,
la serpiente agresiva y el águila triunfal!


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GUERRERO

Como un can de esmeraldas
el poema sacude su cauda de metáforas…
el verso se empenacha de lucerso…
la rima se afina en gamuzas de luna
y el hemistiquio ensambla sus aceros
para cantar,
para exaltar,
para estampar tus glorias, Oh, Vicente Guerrero.
en el dia de sombras interinas…
en la noche plagada de tormentas…
en el risco imponente…
en el barranco de perfiles netos
y en la manigua negra,
forman surcos de lumbre tus zapatos de guerra.
Y con garrotes de madera libre…
con escopetas de celeste polvora…
con machetes de rayos…
con fusiles en furia
y entre vivas y musicas,
aniquilas realistas en Tamo y en Izucar.
Todavia te erigen su saludo
los nietos de tus arboles…
la arena se ha bebido tus huellas estelares…
en las grutas el aire va silbando tu nombre…
Cupandiro te añora…
Tlapa te esta mirando…
Bedoya te obedece…
Montes de Oca te aguarda
y desde las nubes te saluda
Pedro Ascencio con tiros de bombarda.
Tu que viste un insulto en el indulto…
que a tu patria pusiste ante tu padre…
que regalaste tu baston de oro
bajo las luces de Acatempan,
eres como el arriero de los astros…
el capitán de la suriana sierra…
el agriarista de las estrellas,
con las patillas de tinieblas
y el grito de contumaz de independencia.
Es Cuialapan la cumbre de tu ejemplo…
Picaluga es el cieno…
Nunca las chimeneas podrán borrar el cielo,
general de carbunclos agoreros
que sigues saludándonos con tu rojo pañuelo.
Como un can de esmeraldas,
el poema sacude su cauda de metáforas…
el verso se empeñacha de luceros…
la rima se afina en gamuzas de luna
y el hemistiquio ensambla sus aceros
para cantar,
para exaltar,
para estampar tus glorias, Oh, Vicente Guerrero!


Carcamo, J. (1977) , Preludio Continental. Tegucigalpa: El Pez Volado
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Brasas Azules, 1938

CARBON
Los ojos verdes de tanto ver canciones,
el cabello un ejercito de negros alfileres
de defiende el cuartel de las ideas…
las manos como fuertes sensitivas
que con el roce de del dolor del mundo
contraen sus diez hoja para formar dos puños;
¿y el corazón? El corazón buscadlo
bajo las ropas de una niña hermosa
o en el bolsillo sucio de un obrero.
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AUNQUE NO ESTOY CONFORME

Aunque no estoy conforme,
yo agradezco a la vida porque he vivido pobre.
Tal vez si fuera rico
       tendría el alma dura,
       y sordos los oídos
       y cerrados los ojos.
Tal vez si fuera rico
       mi verso –caracol humano–
       no seria esta recia repercucion de pueblos
       enloquecidos de hambre.
Aunque no estoy conforme,
yo agradezco la vida! 
         
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CANTO AL HOMBRE

Hombre:
      tu mi dios
      tu mi patria
      tu mi sueño

En ti el dolor de ayer,
en ti la sangre de hoy
y la risa sabrosa de mañana.
Nada fuera de ti…
nada…
ni la fe en el futuro,
ni la gota de vidrio de los ojos,
ni el latigo que revienta los musculos
como granadas jóvenes.
      Hombre –dolor–…
      Hombre –sangre–…
      Hombre –sueño…
                   Para ti mi voz –tropel de truenos–…
                   para ti mi mano limpia,
                   para ti la roja protesta de mi canto.


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ANTIFONA DEL PUÑO

Una mano abierta…
nada mas triste que una mano abierta…
es la mano que pide,
la mano que se humilla
por el sol negro de un mendrugo
o por el ojo rojo de un centavo.
Oh el entusiasmo vertical
de un puño en alto…
es como un mástil de orgullos
dispuesto a defenderse,
es como un botón de rebeldías
listo para reclamar.
Nada mas bello,
nada mas elegante
que alzar como una grimpola de fuego
la protesta redonda de una mano cerrada.

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UNION
En las ramas de los arboles
se han dado un abrazo verde
las dos riberas del rio.
Arbol del negro,
árbol del blanco,
juntad vuestros ramajes
por sobre el rio negro de las clases.
Las dos riberas del rio
en las ramas de los arboles
se han dado un abrazo verde.

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EL POEMA DEL RADIO
Radio alegre…
corazón polirritmico
con pericardio de madera,
con arteñas de alambre,
aurículas de metal y sangre de sonidos.
Tu recibes los rayos musicales
enviados por la antena –
pequeño pararrayos de armonías–.
Cantas en mil idiomas
por el valioso pago de una corriente eléctrica,
que ilumina tu ojo
salpicado
por la pupila larga de una aguja.
Cleptomano de voces a distancia,
músico aristocratico,
mañana,
no estaras en tres casas:
¡estaras en el mundo!

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ANTIFONA DEL INDIO

Indio americano…
              melancolico…
                       retostado…
                                jadeante…
Irrespetado por el sol,
traicionado por la tierra,
explotado por los blancos.
Indio de la lagrima oculta
y del quejido silencioso,
que llevas en la cara y en el gesto
el sello de la raza.
Mañana,
cuando la aurora de la justicia
extienda sus paracaídas de luciérnagas,
no seras indio:
                  seras hombre!
Camarada triste,
              explotado,
              sudoroso,
recoge tus gritos no gritados
para que salgan por tu boca hinchada
como un coro de soles.
Ten el ojo abierto…
ten el puño listo
y espera la señal.

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MAÑANA

Si hoy nuestros ojos sudan diamantes,
si nuestros poros vomitan vidrios,
si las heridas lloran rubíes,
y no hay pan
y no hay risa!…
Si nos ahogamos en este mar de harapos,
bajo este cielo negro,
frente a estas playas negras,
junto a estas rocas negras;
si con el pan de mil se viste uno,
y nos tapan los ojos
y nos parten el grito,
y nos quiebran las manos como flores de lata.
Mañana,
cuando el sol barra las sombras,
cuando se seque este mar,
cuando canten de nuevo los quetzales,
nuestras cicatrices serán sonrisas rubias,
y serán nuestras manos floripondios de acero,
y habrá una huida de cadenas
y una catástrofe de cárceles!


Carcamo, J. (1977) ,

Preludio Continental

Preludio Continental

Selección y prólogo de Pompeyo del Valle

Prólogo
Poco más de tres lustros  han transcurrido desde la muerte de Jacobo Carcamo y ya el silencio puso sus ramos sobre la tumba del poeta de Arenal. Urge realizar la tarea de su rescate.
Murio en la soledad –como apunto Jose Muñoz Cota en su oración fúnebre–; abrazado a esa novia de inalterable presencia. Murio en olor de poesía. La vida y la pasión de Jacobo Carcamo fue la poesía.
Nuestro autor –aunque no se le haya dado aun el reconocimiento– fue, es, un poeta continental. Todos los pueblos de nuestra America están vivos y batallan en el mundo acústico de sus estrofas. Su obra –pauca sed bona– se cuenta con los dedos de una mano. Pero se levanta muy por encima de innumerables cerros de bisutería literaria hispanoamericana.
Publicó cuatro libros: Flores de Alma (1935), Brasas Azules (1938), Laurel de Anáhuac (1954) y Pino y Sangre (1955). Del primero, Flores del Alma, el poeta no quería ni acordarse. Era su gran pecado capital. Por eso, respetando al poeta, no lo hemos incluido en esta selección. El ultimo, Pino y Sangre, esta compuesto por veintiún poemas y salió de las prensas un año después de su Laurel de Anáhuac.
Pino y Sangre es una publicación desconocida en Honduras y es además una obra curiosa, empezando por la extensa dedicatoria y los anuncios que lleva estampados en sus forros. En la pagina 28 se ve una a los juegos florales de la Escuela Secundaria No. 7 de la ciudad de Mexico, con motivo de su 25 aniversario y en la pagina 27 se leen unas líneas escritas para Carcamo (nosotros las insertamos al comienzo de esta antología) por Pedro Garfias, el poeta español citado por Neruda nada menos que en su famoso Canto a Stalingrado:
España desangraba su inmenso árbol de sangre cuando Londres peinaba, como nos cuenta Pedro Garfias, su césped y sus lagos de cisnes.
Las líneas de Garfias concretan un sentimientod de hermandad flagelada –si me mirase al espejo te veria– surgido entre el español y el hondureño en la atmosfera alucinante de los bares del Distrito Federal. La plaquette se inicia con un canto a los pinos de Honduras y culmina con una exaltación a los países de nuestra America.
En esta obra, nos parece a nosotros, es donde insurgen con mayor relieve los mejores rasgos del poeta de Arenal. En su libro anterior, Laurel de Anáhuac, el poeta alza un himno al paisaje y a las glorias de la tierra mexicana, aunque en el aparezcan estrofas con distinta intención como, por ejemplo, las dedicas al ejercito norteamericano, al político Zuñiga Huete y su Canto a la Vida. Estos poemas, sin duda, se hallan fuera de las paginas de Laurel de Anáhuac por cuanto menoscaban su unidad.
La sensibilidad de Carcamo para captar las inquietudes que agitan al hombre del siglo XX asoma ya desde su libro Brasas Azules, publicado en Diciembre de 1938 con prologo de Marcos Carias Reyes y un dibujo a pluma de Lisandro Galvez, nuestro ex rector magnifico.
El acento que ubica a Carcamo en la arena de los poetas del progreso social madruga en varias de las mas vigorosas paginas de Brasas Azules:
Hombre,
tu mi dios
tu mi patria
tu mi sueño
(Canto al hombre, pag. 21)
Camarada triste,
explotado,
sudoroso,
recoge tus gritos no gritados
para que salgan por tu boca hinchada
como un coro de soles.
Ten el ojo abierto…
ten el puño listo
y espera la señal.
(Antifona del indio, pag. 25).
Marcos Carias Reyes anota que el poeta “… es accesible a la tragedia humana y siente sus amargaras mas por bondad innata que por curiosidad de artista. Lo que indica –señala– que en el también vive el hombre, condición necesaria del autentico poeta”.  Aunque no estemos de acuerdo con todos los juicios expresados por Carias en su texto, si lo estamos con los términos transcriptos por que destacan la cualidad superior de Carcamo. Esto significa, dicho en otra forma, que el poeta no buscaba hacer literatura con la sangre y el sudor de los hombres, de los pueblos; por que sus estrofas rsepondian a una necesidad vital del artista; a un impulso sano de su viscera cordial y de su inteligencia. El tomaba el dato real en sus manos y lo vestia de su pasión,  lo devolvía transfigurado en imágenes, recreado en metáforas envuelto en su vibrante tonalidad psicológica.
Algunos de sus poemas más anchos (aquellos que dan mayor universalidad y permanencia a su voz) los hallamos en Pino y Sangre (titulo que denuncia por si solo la agonia del poeta por su patria, colocado en un suburbio del mundo y en  donde los indios oprimidos… entre pinares nacen… y mueren viendo pinos). Aquí están sus versos a los niños muertos en la guerra, a Lempira… y miraras transido de dolor, que varios siglos después/ Madrid se llama New York/ y el rey ordena en ingles). A los pajaros de America, a Paul Robeson.
Amigos que mucho lo estimaron, –incluido Pedro Garfias– nos dieron breves noticias, de su vida en Mexico. Nos hablaron de sus tertulias en “El Gallo de Oro”, de su pobreza dolorosa, de su sordera sonora, –cargaba siempre en el bolsillo una ajada libreta para que le escribieran en ellas las voces que su timpano estropeado no podía captar–, de su enfermedad incurable, de su desahucio.  Fisicamente, como ser individual, irrepetible, el poeta estaba destruido; pero ¡qué vivo, qué alto seguía ardiendo en su pecho el fuego de la esperanza!; ¡qué firme se mantenía en su corazón y en su mente la fe en el luminoso futuro humano!:
Ni en guerras…
ni en traiciones…
ni en cárceles de fango
ni en falsas elecciones,
habrá muerte posible para el hombre!
Jacobo Carcamo murió el primer dia del mes de agosto de 1959, un sábado en un cuarto lóbrego y húmedo de la ciudad de Mexico. No dejo viuda, ni hijos, ni hacienda.  Apenas su pipa de “marinero en tierra” y sus zapatos gastados, que quien sabe qué vagabundo habrá recogido de un rincón. Vivio pobre y pobre –casi desnudo– lo encontró la muerte en su covacha. Pero sus versos de buena ley       –escritos con sangre– tienen ganada perennidad en el devenir del pueblo hondureño; porque Carcamo, como quería Goethe, elevo “lo real a la altura de la poesía”
POMPEYO DEL VALLE
Tegucigalpa


JACOBO
Si se mirase al espejo
te veria:
andas lo mismo que yo,
procurándole a la vida,
dando mas de lo que tienes;
Poeta: ¡Pobre Bautista!
que quieres dar a los otros
mas de lo que necesitas
                             Copla
Cuando la vida pueda
abrir puerta y ventanas
yo aprenderé a escucharte
a ti, Jacobo, hermano
de mi alma.
                  Pedro Garfias


Carcamo, Jacobo V. Preludio Continental. Seclin. Coleccion El Pez Volador. 2003. 68 p.

Biografia de Jacobo Cárcamo

Nació un  28 de noviembre de 1916, en el municipio de Arenal, Yoro, ubicado a 36 kilómetros al oeste de Olanchito. Su padre siendo comerciante, José María Cárcamo y su madre  Ángela Vallecillo.  Jacobo V. Cárcamo hizo sus primeros años escolares en el municipio de Arenal y más tarde en la Escuela Modesto Chacón de Olanchito, Yoro. Tiempo después se trasladó a la capital de la República a residir en la tranquilidad colonial del barrio La Hoya, iniciando sus estudios secundarios de bachillerato en el histórico Instituto Central de Varones, que era el centro educativo más afamado de la ciudad.
En ese colegio concluyó su formación media en el año de 1937, trabajando al mismo tiempo como reportero de Diario El Cronista, cuyas páginas recapturaban el pensamiento independiente y progresista de los más connotados intelectuales que por entonces tenía Honduras.
En el año de 1935, cuando cursaba estudios de educación secundaria, publicó su primer libro de poesías, “FLORES DEL ALMA”, prologado por la ilustre y valiente hondureña Visitación Padilla, que tuvo buena acogida dentro del mundo intelectual capitalino y en algunos círculos de lectores existentes en el resto del país, perfilando al autor como figura prometedora para el futuro de las letras nacionales.
El año de 1937, bajo circunstancias inesperadas el poeta se convirtió en editor y director de ZAMBRANO, revista de efímera existencia, ya que sólo circularon dos números.
La publicación de su segundo libro de poesías la hizo en el año de 1938, y salió de la imprenta bajo el nombre de “BRAZAS AZULES”, prologado por Marco Carías Reyes, e ilustrado con dibujos del doctor Lisandro Gálvez, uno de los odontólogos sobresalientes de Honduras que incursionó con éxito en los campos de la plástica, y único dentro de esa disciplina científica en haber logrado la rectoría de la Universidad de Honduras.
El año de 1942 un 4 de febrero el ya consagrado poeta partió hacia México a realizar estudios universitarios mediante el otorgamiento de una beca lograda por influencias de su fraternal amigo Marcos Carías Reyes, quien desempeñaba funciones como Secretario Privado del dictador Tiburcio Carías Andino. Pero puesto en México y absorbiendo el ardiente proceso revolucionario que vivió la gran nación azteca, que logró inmortalizar a sus principales gestores, reconoció la valentía de sus héroes, y devolvió al pueblo el derecho legítimo de su constitucionalidad democrática, el poeta hondureño sintió que su organismo temblaba de indignación al ver de lejos el destino de su patria mancillado por el déspota que la gobernaba. De allí que renunció a la beca, iniciando su identificación con una legión de hondureños que habían constituido en México un frente común de oposición al gobierno tiránico, entre los que destacaban el polígrafo Rafael Heliodoro Valle, que atacaba con virulencia los caprichos del dictador a través de Diario “EXCELSIOR”, el escritor Alfonso Guillén Zelaya fustigando con su pluma las arbitrariedades del cariato, el ingeniero Félix Canales Salazar en abierta lucha por el rescate de los valores inherentes al hondureño, lo mismo que el abogado José Ángel Ulloa, que ante la sucesión ininterrumpida de vejámenes cometidos en su persona se vio obligado a recurrir al exilio como único medio posible de subsistencia. A ese grupo de compatriotas se incorporó el poeta JACOBO V. CARCAMO, desarrollando una jornada política admirable que sólo terminaría con la muerte del principal líder oposicionista que fue el doctor José Ángel Zúñiga Huete, también residente en México, a quien más tarde en un sentido canto póstumo exaltaría las glorias de sus luchas y la orfandad en que quedaba el pueblo con su muerte.
  
Más tarde, ubicado en su residencia en la calle de Uruguay #21, zona I (centro antiguo de la ciudad de México), el portalira inició una peregrinación indescriptible en una ciudad que no le garantizaba ninguna posibilidad en la satisfacción de sus urgencias cotidianas, y fue entonces cuando en la zozobra cayó en la ingesta alcohólica ininterrumpida que progresivamente fue constituyendo el cuadro clínico que aceleró su muerte.
JACOBO V. CARCAMO sintió por un momento el auxilio de sus más cercanos amigos, quienes procuraron ayudarle para hacer menos flagelante su vida en una nación extraña. Así fue que en un proceso transitorio de recuperación, periódicos, revistas, suplementos culturales y hojas literarias de un país donde se sobreponen los valores humanísticos dieron receptividad a su creación fuertemente inclinada a la exaltación de los valores que construyeron la realidad del México contemporáneo. Es el momento en que el poeta publica en México “LAUREL DE ANAHUAC”, en el año de 1955. Por ese mismo tiempo recibió desde Honduras la grata noticia que el Consejo Superior Universitario lo había seleccionado como Premio Nacional de Literatura RAMON ROSA, consistente en el otorgamiento de Diploma y la cantidad de $ 1,000.00 (un mil dólares).
Ricardo Diego Alduvín amigo y compatriota del portalira al conocer la noticia de la premiación, con fecha 17 de septiembre dirigió desde México un radiograma oficial al doctor Ernesto Argueta, rector de la Universidad, que literalmente decía:
“CARCAMO ansiosísimo por ir a recibir su premio, pero está materialmente imposibilitado para llegar el lunes. Junto con secretario Embajada, Castañeda, ruégote posponer premiación si pudieras tres días, así preparan por la prensa brillante recepción del que es casi un cadáver. Contéstame inmediatamente. Abrazos. Ricardo Alduvín”.
Ante la imposibilidad de hacerse presente en los actos de premiación el diploma y el valor económico le fue entregado en México al poeta a través del señor Porfirio Hernández, quien desempeñaba funciones como Embajador de Honduras en México. En la carta que el doctor Ernesto Argueta, rector universitario le remitió con fecha 14 de noviembre de 1955 anunciándole el envío de su galardón le sugirió el retorno a la patria, señalándole que el sol y el aire de su tierruca eran distintos al de otras latitudes y que contribuirían en mucho a modificar el estado actual de su salud alterada.
Con el valor del Premio Nacional de Literatura el poeta Cárcamo sacó de la imprenta la edición de lo que sería su último libro de poesías; “PINO Y SANGRE”, el que poca circulación y difusión tuvo en nuestro país.
JACOBO V. CARCAMO, fue un bohemio en toda la dimensión del término en el México de sus cantos, de sus angustias y sus iras, logró concertar relaciones con una pléyade de escritores que le tendieron su fraternal amistad y con quienes compartió en el GALLO DE ORO, una sombría taberna ubicada en la zona central del México antiguo, donde concurrían con frecuencia a mitigar su sed alcohólica, a intercambiar ideas relacionadas con el activo mundo cultural que vive ese país, a emborronar con letras a veces ilegible lo que más tarde se transfiguraría en metáforas implacables y vigorosas, y a escribir sobre servilletas muchas líneas que se perdieron en la inconsciencia de sus elevados estados de embriaguez.
Casi en la antesala de la muerte escribió a su hermana ADA CARCAMO, único familiar con quien mantuvo identificaciones, una carta sentida sobre la muerte de su madre:
“Con profundo pesar me enteré por tu carta del fallecimiento de mi mamá. Los amigos aquí me estaban escondiendo la noticia por temor a mi salud. No te imaginas como estoy, sufriendo en toda forma y llorando solo. Ustedes tan siquiera tienen el consuelo de abrazarse en el dolor, yo en cambio, qué me queda. Me siento solo, sin salud, sin hijos, sin amigos y ahora sin mis padres. Dime hermana de su muerte, qué amigos la asistieron, quienes estuvieron en su último minuto, como fue su dolor, estoy llorando… adiós…” Jacobo.
Quiso volver a su tierra y esa voluntad la expresó a su madre mucho antes de morir, pero la tuberculosis, la sordera y la afonía producida por el consumo copioso de bebidas fueron minando su débil organismo que escasamente atendía requerimientos alimentarios, hasta que terminó recluido en un sanatorio en Chapingo, de donde salió a morir un sábado 2 de agosto de 1959, a la edad de 43 años.
JACOBO V. CARCAMO dejó algunas obras que probablemente se hayan extraviado donde el poeta reclamaba justicia frente a los crímenes sociales que se cometían contra los desamparados de su tierra, su lírica en el preciso concepto de uno de sus apologistas que fue Roger Orellana Irías, señala:
“Llegó amar a México, sus tradiciones y sus luchas, compartió sus ansiedades y soportó sus quebrantos, vivió su historia y exaltó a sus próceres, JACOBO sentía por ese país una pasión cautivadora, hechizante y contagiosa”. R.O.I.
De todas esas obras la conocida en México fue “MURALES” (inédita), lo mismo que un poemario escrito el año de 1936 llamado “EL PUENTE” y otra donde reunió sus cuentos conocida con el título de “EL SOMBRERO EMPALMADO”, que quedó sin publicar desconociéndose su destino.
En el medio municipal de donde era originario se ha inmortalizado, porque en el centro de la plaza pública se erige una estatua donde se contempla al hijo de Arenal con su clara mirada perdida en la dimensión imponente y serena del valle. Sus paisanos igualmente dispusieron que el centro de formación media llevara el nombre de JACOBO V. CARCAMO, y cada 2 de agosto fecha de su fallecimiento honran su memoria con actos reminiscentes de su obra y sus cantos inmortales dedicados al lugar que invocó en “Saudade para mi pueblo”, al que llamaría con sentidos acentos de nostalgia, “huacal azul, tinaja de mis mieles”.
En el pasado los más fervientes admiradores de su lírica pretendieron significarlo mediante un sencillo homenaje póstumo dando el nombre del poeta a una pequeña escuela ubicada en la comunidad rural de Santa Bárbara (Municipio de Olanchito), que fue el lugar donde nació su venerable madre Ángela Vallecillo. Para materializar el acto colocaron en el interior del aula principal una enorme fotografía del intelectual arenaleño que en la concepción de algunos críticos de literatura ha sido el que con mayor sentido creacional ha provincializado el dolor. En la parte externa del edificio un rótulo que enmarcaba el nombre del poeta, y abajo, dentro del mismo marco, uno de los versos de su sentida inspiración: “Si cae una dicción en nuestras mentes, en nuestra lengua-tierra va a florecer un día” J.V.C., 1964. Pero los aires reaccionarios y contradictorios de nuestra política criolla anularon toda posibilidad de inmortalizar su nombre y lo sustituyeron por otro, desconocido por cierto, a quien todavía le buscan elementos biográficos para dar una explicación racional por la actitud censurable ante la supresión del nombre de un valor configurante del parnaso nacional.
La inclusión de este texto obedece a la inequívoca solidaridad cultural y a la irrenunciable admiración que el pueblo de Olanchito expresa por alguien que, como JACOBO V. CARCAMO jugó con todas las posibilidades del lenguaje en alarde de realidad y magia en busca de la metáfora deseada, y sobre todo, en la espera que provocó su canto por verlo:
“En caballo de estrellas y entre perros y niños
Arribar a su pueblo a reclamar por todos”.
En la década de los sesenta, una pléyade de jóvenes originarios del municipio de Olanchito se identificaron en el arte por medio de una organización a la que denominaron “CIRCULO CULTURAL JACOBO V. CARCAMO”. Con la constitución de ese grupo perseguían conocer el desarrollo de distintas corrientes literarias mundiales, las creaciones que se originaban en el medio, estimular a los nacientes escritores con informaciones consistentes y actualizadas, contribuir al enriquecimiento de la cultura nacional desde diversas plataformas artísticas, igual que hacer vigente la memoria del poeta arenaleño a través de sus versos, y las invocaciones de sus más contagiosas y exquisitas metáforas. El grupo tuvo poca duración, y sus miembros emigraron de la ciudad al encuentro de sus verdaderos destinos, pero dejaron constancia de su preocupación por el respeto que les mereció la vida de un excelso valor de las letras nacionales.
Los restos de JACOBO V. CARCAMO descansan en el Panteón Jardín de la ciudad de México D.F. junto al de otro gran hondureño que fue el polígrafo Rafael Heliodoro Valle.
Para Ramón Oquelí “El de Arenal, Yoro, es insuperable en el arte de engarzar metáforas a manera de un prodigioso fuego de artificios pirotécnico. Ello constituye su inmenso atractivo y su limitación. Nos dejo también, como excepción dentro de su línea predominante, el bellísimo boceto “Carbón”.
Para Jorge Guerrero: “En toda su poesía campean los elementos reclamatarios; los medios que usa para protestar los escoge de nuestra historia heroica: Cuauhtémoc, Hidalgo, Juárez, Morazán, entre otros… Algunos de sus poemas son épicos, pero la mayoría mantienen una tonalidad lirica general. La poesía de Jacobo Cárcamo es lírica, de una lírica heroica. El verso libre era el que más se adecuaba a su pasión libertaria”.
Para Manuel Salinas, “es uno de los primeros poetas hondureños que anuncian la vanguardia en el país.
De acuerdo a Oscar R. Flores “la poesía de Cárcamo nunca se desprendió del todo del modernismo, que en esta época de su vida es una especie de sus trato en el que impera una poética social, épica, telúrica, panamericanista y fundamentalmente humanista. Su estilo aun podría evolucionar, y estaba evolucionando hacia la sencillez y la cotidianeidad… En la literatura hondureña, donde abundan ejemplos de melancolía y pesimismo, la obra de Cárcamo es un interesante caso de inclinación por la fe y por la esperanza. Su poesía ha demostrado superar la prueba del tiempo; quizá porque está encaminada a señalar los contrastes del hombre y los motivos para esperar y luchar por un mañana mejor”.
Murió como él mismo lo pronosticara:
“Lejos del verde cuenco de la Patria
afuera de su nítida naranja,
y el himno horizontal de sus corrientes”.



Carcamo, J. (1977) , Preludio Continental. Tegucigalpa: El Pez Volado

Avila, Juan, Datos para una biografia de Jacobo V. Carcamo, La tribuna cultural, [periodico], 19 julio 2009, Disponible en: http://www.latribuna.hn/web2.0/?p=21007